Cartas de Indrani

Queridas amigas, queridos amigos,

Bajamar. El atardecer de otoño se extiende sobre el mar en calma. La luz, tenue, riela en las ligeras ondas de la superficie. Una barca sale de la ría hacia mar abierto; el sol se intensifica en su estela; una franja de luz brillante recorre la pátina uniforme.

Los chillidos de las gaviotas acentúan la certeza de encontrarnos en el mar, en disposición de dejarnos ir, al igual que el olor de las algas depositadas sobre la arena mojada. Acentúan la sensación de espacio sin límites.

El mar se acerca dulcemente a la playa, crea un pequeño tirabuzón de espuma casi transparente, y se retira. En un recodo de la bahía, el vuelo blanco de dos gaviotas contra el bosque, contra el verdor, pone un instante de pausa sosegada. Y de nuevo el mar se ofrece en la arena y regresa a su interior.

Ofrécete en una realidad más amplia, nos dice el mar. Ofrece lo pequeño para conocer lo mayor. Ofrece tu limitado ser para entrar en el gran Ser.

¡Qué alivio y expansión ofrecer las dificultades en la fuente de las soluciones, los pesares en la fuente de la Dicha! Qué alivio y expansión romper toda estrechez y liberarse. Esta es una de las bellas y confortadoras “técnicas” del camino hacia la Autorrealización: ofrecer desde el corazón al ojo espiritual todo sentimiento contractivo.

Si, por ejemplo, algún dolor “encoge” tu corazón, detente un momento en él para tener una percepción clara de lo que sucede, identifica tu dolor y entonces visualiza que desde el corazón lo elevas al ojo espiritual. Desde allí le abres de par en par la puerta al Infinito, a la Conciencia cósmica, y dejas que se funda en ella.

Si se trata de algún obstáculo que no te permite avanzar en tu desarrollo, o quizá de algún defecto que desees superar, llévalo del corazón al ojo espiritual y ponlo desde allí en manos de la Inteligencia cósmica, del Espíritu infinito. Observa cómo es acogido sin reservas y transformado en liberación.

Cualquier error que hayas podido cometer, cualquier miedo, cualquier daño que hayan podido causarte, cualquier opacidad que empañe todavía tu luz interior, ofrécelo al ojo espiritual y a la Conciencia cósmica. Sentirás que es recibido con alegría, mientras tu Ser, descargado de ese peso, se funde en el mar de la Dicha.

Desde el mar de la Dicha del alma,

Indrani

«Cartas desde el camino. Pasos de una discípula de Yogananda» de Indrani Cerdeira