Los ciclos perpetuos

Queridas amigas, queridos amigos,

Es mediodía en el roquedal de A Cabana, cerca de Muros. Desde la roca, la mirada, la mente, el corazón, se abandonan en el ciclo sin fin de las olas. Una ola comienza a alzarse, avanza hacia la roca y estalla en una explosión de espuma. Otra ola se forma, alcanza un momento de culminación y se disgrega hasta deshacerse. Una gaviota aprovecha el instante de detención para posarse en la roca y descansar, pero enseguida salta y levanta el vuelo para evitar la nueva ola que rompe disolviéndose. Poco después la gaviota regresa, se posa de nuevo casi en el mismo lugar, reposa; esta vez la ola viene con más fuerza y se pulveriza sin darle tiempo a saltar, la gaviota se ve envuelta en la película de ingrávidas gotas blancas. Y el proceso comienza una vez más.

La mirada, la mente, el corazón, cambian ahora de escala. En el roquedal se representa el proceso iterativo de la manifestación cósmica: la continua creación, mantenimiento y disolución. Un sentimiento de calma profunda acompaña a esta imagen; un sentimiento de desprenderse de toda atadura, de toda inquietud o limitación.

En un giro más de escala, pasan a la escala humana. Disfruta del instante de culminación. No sufras por lo que se va, porque la ola se recompone de inmediato. No sufras tampoco si la ola no alcanza el cenit que tú esperabas, porque se deshará para formarse una ola nueva.

La mirada, la mente, el corazón, se distancian de la roca. A lo lejos, el mar es una gran masa de agua en calma. Solo aquí, en el roquedal, existe movimiento perpetuo. Al extender la mirada, el horizonte está inmóvil.

El mundo exterior es una continua sucesión de olas que se forman, llegan a la cúspide y caen para disolverse. No te aferres a él. No pongas en él tus expectativas. Mira hacia el horizonte. Encuentra bajo el movimiento la inmovilidad, bajo lo limitado la infinitud, bajo lo no-permanente lo eterno.

Desde el alma inmóvil, infinita, eterna,

Indrani

«Cartas desde el camino. Pasos de una discípula de Yogananda» de Indrani Cerdeira