Cartas de Indrani

Queridas almas:

Benvenuto Cellini, el gran orfebre y escultor renacentista, fue encarcelado en el Castillo de Sant’Angelo acusado de distintos delitos, en gran medida basados en calumnias y rivalidades. Su celda era minúscula, apenas cabía su cuerpo, y solo recibía luz durante una hora diaria a través de una alta ventana a la que no podía asomarse. Cellini aprovechaba ese momento de luz para leer la Biblia. Lo que experimentó en esas circunstancias puede resumirse en su declaración de que, si deseas saber qué es la felicidad, hagas que te encierren en un calabozo que tenga a penas tu tamaño, reciba luz únicamente durante una hora diaria —utilízala para leer la Biblia— y las ratas pasen por encima de ti.

¿Qué pudo convertir una situación tan dramática en una experiencia de dicha? Probablemente el hecho de que Cellini dedicó su tiempo a ir hacia dentro, buscar qué existía en su interior que no variaba con las circunstancias externas, y encontrar el gozo de su alma.

A consecuencia de la pandemia que recorre el mundo, en algunos países el confinamiento se prolonga y se extiende ya a muchas semanas. ¿En qué condiciones? Seguramente la mayoría de nosotros tiene una ventana desde la que puede ver el exterior y que le proporciona luz durante varias horas al día; un espacio que le permite moverse; ¡y está libre de ratas! ¡Somos mucho más afortunados que Cellini! Pero como él, lo que sí tenemos es la oportunidad de entrar en nuestro interior y descubrir qué reside allí que nada ni nadie puede turbar.

Imagino a Cellini en su mazmorra y lo veo sereno, con los ojos cerrados, tratando de conocerse a sí mismo. ¿Y si también nosotros utilizamos nuestro encierro para tratar de conocernos a nosotros mismos? Esta es una oportunidad, quizá como nunca va a repetirse, de tomar contacto con nuestro ser, de preguntarnos qué está trayéndonos esta experiencia, qué podemos aprender.

Sí, ¿qué podemos aprender durante este periodo excepcional de mirar hacia dentro?

Si miramos en nuestro interior, cada uno de nosotros podrá observar las maravillas que ya brillan allí, y quizá también el polvo que impide brillar a algunas otras. Para cada uno de nosotros habrá una indicación distinta. Para algunos se tratará de cultivar la paciencia, para otros la generosidad o el servicio; habrá quien descubra la necesidad de ser humilde, pues tal vez se creía invulnerable o por encima de todo, y ahora ve que no es así; alguna persona podrá encontrar errores que estaba señalando en los demás sin comprender que anidaban en sí misma, y aprenderá a no juzgar; para otras podrá quedar al descubierto el deseo de imponerse a los demás o el valor que daban a las apariencias… ¡Qué sé yo! No es importante la cualidad sobre la que cada uno deba «trabajar», lo importante es tomar la determinación de hacerlo, ¡y hacerlo!

Utiliza este «precioso» tiempo de aislamiento para ir a tu interior, estudiarte, aprender la lección que tenga reservada para ti, ¡y salir de él renovado!

Desde el alma siempre nueva,

Indrani

«Cartas desde el camino. Pasos de una discípula de Yogananda» de Indrani Cerdeira