Cartas de Indrani

Queridas almas:

En un ángulo de la huerta crece una celinda. Crece absolutamente arrinconada y casi empujada por la madreselva, en un espacio exiguo y poco abonado; pero aun así, todos los años se cubre de flores blancas, que en este momento nos obsequian con su delicado perfume. Lo poco propicio del lugar donde, en su día, la plantamos no es un obstáculo para su crecimiento y su generosidad.

Así que, disfrutando de la belleza y el aroma de la celinda, la observo como un ejemplo de vida. En las circunstancias difíciles, la tendencia común es encogerse, retraerse y responder con mezquindad. La celinda, por el contrario, hace todo lo posible por abrirse camino y florecer. No nos muestra sus ramas desnudas y sus capullos mustios; no, crea la blancura que alegra el corazón al mirarla y la sutil fragancia que nos hace respirar un poco más profundamente a su lado.

Ante las circunstancias adversas, tenemos la elección de dejarnos decaer o movernos decididamente hacia delante. Elijamos, entonces, recurrir a toda nuestra determinación y capacidad de resistencia; a toda nuestra concentración y decisión de avanzar.

Si tenemos que enfrentarnos a situaciones más rigurosas que las que nos hayan salido al paso hasta ahora, quizá no sea suficiente con utilizar toda nuestra fuerza, probablemente tendremos que poner a disposición el «doble» de fuerza, el «doble» de energía, el «doble» de determinación.

Al comenzar a extenderse la enfermedad causada por el Covid-19, en Ananda —el movimiento espiritual fundado por Swami Kriyananda— se inició un proyecto que recibió el nombre: «Guerreros de la luz», orientado a buscar la elevación de la conciencia de nuestro planeta a través de las técnicas enseñadas por Paramhansa Yogananda. También, cuando en la carta titulada: El sendero del alma, hablé de cómo nos parecíamos las personas que practicamos meditación, una querida amiga me comentó cariñosamente: «¡Claro, es que somos todos soldados de Krishna!». De nuevo la idea de ponernos en una disposición que va más allá de nuestra actitud cotidiana.

Cuando en nuestra vida se presenten situaciones más duras de lo habitual, quizá no bastará con afrontarlas acudiendo a los medios usuales, quizá tengamos que situarnos en la posición de guerreros, de soldados, y llegar al límite.

Respondamos a los escollos de la vida dando el doble; poniendo de nuestra parte el doble de energía, el doble de concentración, el doble de decisión a dirigirnos hacia la luz.

Desde el alma, donde reside nuestra fuerza,

Indrani