Potencialidad divina

Queridas almas:

Las tardes de tormenta tienen un halo de majestuosidad. Primero un cielo plomizo y el impetuoso viento que revuelve a derecha e izquierda los avellanos, como si quisiera imponerles, e imponernos, su poder. Después, un momento de calma; el cielo se aclara, la cubierta gris se aglomera en masas de nubes negras. De pronto, una escena de contrastes: la vegetación reseca de los pastos brilla dorada en las zonas de sol, mientras bajo las nubes se oscurece intensamente; la espadaña de la iglesia refulge y la esbelta oscura aguja de los cipreses resalta su luz. Enseguida se produce un cambio completo. La atmósfera toma un color azufre que se derrama y tiñe el paisaje.

Qué belleza, y qué fuerza, en cada una de las etapas. Qué fuerza y qué belleza en este paisaje contrastante; y, finalmente, en la escena de color azufre, que crea una huerta, unos pastos, unas colinas desconocidas para mí.

Son tardes para contemplar la potencialidad del paisaje, la potencialidad de la Naturaleza, la potencialidad de la Creación. Y para comprender la potencialidad que reside dentro de nosotros, y que podemos haber percibido con más o menos frecuencia.

Quizá la niñez es la etapa en que nuestra potencialidad asoma más pujante. En los límpidos ojos de los niños, que llenan su cara, se experimenta la expansión del alma. Si recordamos nuestra niñez, fácilmente podremos apreciar cuáles son nuestras capacidades. La capacidad de amar, por ejemplo. Tal vez recuerdes cómo en la niñez podías «sentirte» en los demás, cómo sufrías con los demás y te llenaba la dicha de los demás. Después, las experiencias de la vida y las tendencias profundas suelen empalidecer esas capacidades. Pero, vuélvete hacia tu infancia, busca en ella las condiciones más elevadas que afloran en ti, y sigue su estela.

Las potencialidades de la infancia continúan en nuestro interior, salgamos a su encuentro. Y no solo ellas permanecen con nosotros, todas las potencialidades con que está dotada la Creación nos pertenecen. Nuestra misión es ascender por nuestra vida, por las circunstancias que se presentan en nuestro camino, por las situaciones interiores que debemos afrontar, para reconquistar nuestro potencial; y una vez reconquistado, desarrollarlo.

Desde las potencialidades del alma,

Indrani

«Cartas desde el camino. Pasos de una discípula de Yogananda» de Indrani Cerdeira