Cartas de Indrani

Queridas almas:

Ha comenzado el viento que presagia el otoño, tal como sabíamos que empezaría. Zarandea los árboles y nos zarandea un poco a todos, quizá este año algo más que otros años. Aun así, produce calma ver acercarse esta nueva estación. La belleza del otoño es calmante. Y se deja adivinar ya en las primeras hojas amarilleando en los chopos, en el viento, en el río que ha recibido algunas lluvias, en los penachos plumosos casi transparentes de las clemátides…

Para quienes habitamos zonas sujetas a cambios estacionales la sucesión de las estaciones tiene su lugar en nuestras vidas. Nos alivia la llegada de la primavera, nos entusiasma la entrada del verano, pero también el otoño y el invierno nos traen sus particulares alegrías: en los pueblos, el humo saliendo de las chimeneas; abrigarse y sentir el calorcito de la ropa mientras el frío arrecia; disfrutar de la lluvia sabiendo que a ella debemos la vitalidad de la tierra; el espejo de la escarcha sobre los prados…

La secuencia de las estaciones actúa además como un punto de mira; nos sirve de referencia y nos ayuda a marcarnos objetivos. Recuerdo un invierno, hace años, en que estaba escribiendo una novela. Vivía en un ático desde el que veía el nido de cigüeñas de la iglesia de Palat del Rey, en León. Normalmente, la llegada de las cigüeñas al nido era una fiesta para el corazón. Aquel invierno, sin embargo, como me había propuesto terminar la novela antes del verano, miraba hacia el nido esperando que las cigüeñas tardaran todavía en venir. Incluir en mi meta el verano me ayudaba a ser diligente, a concentrarme y no dispersar mis fuerzas.

Probablemente es importante marcarnos objetivos en la vida. No como rígidas metas inamovibles en cuya consecución sacrifiquemos nuestra felicidad o nuestra calma, pero sí como acicates de nuestra voluntad. Necesitamos mantener nuestra voluntad activa, y hacerla crecer.

Ponernos metas nos lleva a avanzar. Gracias a ellas nuestra energía se canaliza, y toma una dirección. Entonces fluye con más facilidad y efectividad. Sin metas corremos el riesgo de estancarnos.

Este anuncio del otoño puede ser el momento para reflexionar en cuáles son nuestras metas profundas, los objetivos de nuestra alma, y disponernos diligentemente a alcanzarlas.

Desde esta bella estación del alma,

Indrani

«Cartas desde el camino. Pasos de una discípula de Yogananda» de Indrani Cerdeira