Cartas de Indrani

Queridas almas:

El martín pescador, una de las maravillas de la Naturaleza. El otoño ha desenrollado casi por completo su tapiz. En la colina, un tapiz de frondosas formas ramificadas amarillas-pardas que se combinan con rechonchas formas verde oscuro. En la ribera, toda la variedad de amarillos, rosados, violetas, granas…

De pronto, atravesando este paisaje rojo y amarillo, la figura rápida, brillantemente azul del martín pescador; su azul refulgente, metálico, pasa rozando el agua. Los árboles y arbustos de las orillas parecían haber proporcionado la máxima expresión de la belleza otoñal, pero aquí está el alción —con su sonoro nombre— para hacernos abrir los ojos de asombro y gratitud. ¡Gracias!

Las estaciones son hitos que van marcando nuestro sendero; indicándonos la dirección y el camino recorrido. Porque, como dice Swami Kriyananda, debemos plantearnos nuestro avance como un movimiento direccional, que en su mismo devenir contiene la realización. Las estaciones son también un símbolo del cambio perpetuo; del cambio constante que experimentamos en lo exterior e interiormente.

Quizá el otoño es la estación que, en sí misma, simboliza más patentemente el cambio. Hace solo dos semanas se presentaba con los primeros tonos amarillos sobresaliendo del verde dominante; las plumas de las clemátides en medio de las hojas todavía frescas de los arbustos; el viento, la novedad tras meses de atmósfera quieta… Ahora predominan las tonalidades naranjas, la lluvia y el viento cotidiano…

¿Cómo se transforma nuestra vida? Observa sus estaciones. Detente un instante. También nuestra vida está en incesante cambio, pasa por sus estaciones y los distintos aspectos de una misma estación. Aunque podamos no verlo, o no verlo claramente, nuestra vida fluye y cambia sin descanso. Nuestra vida fluye hacia la dicha. A veces se verá azotada por el viento y la lluvia, pero su desembocadura es el océano de la Dicha infinita. Infinita, y según Paramhansa Yogananda, siempre nueva.

Las estaciones nos seducen por el cambio, por los hitos que suponen, por sus continuas sorpresas, por la belleza inesperada del martín pescador sobre un fondo de agua verde y hojas doradas, por la versatilidad…

Sí, nuestra vida discurre —como discurren el río Torío y las estaciones— hacia la «Dicha siempre nueva».

Desde la dicha siempre nueva del alma,

Indrani

«Cartas desde el camino. Pasos de una discípula de Yogananda» de Indrani Cerdeira