Cartas de Indrani

Queridas almas:

El mes de Noviembre nos trae, como hoy, días casi sin color. La niebla alta forma una capota sobre el valle apagando todo brillo. La tarde es homogéneamente pardo-gris, nada destaca sobre su tonalidad plana.

La capota del cielo no es traspasada ni por una vislumbre de sol, ni por un instante de luz. Y esta falta de luz crea un paisaje de formas indiferenciadas. Resulta difícil distinguir las figuras de los alisos, los chopos, los boneteros, los espinos…

Observar este paisaje impreciso me lleva al pensamiento de lo complicado que se hace en este momento distinguir la verdad en medio de la maraña de informaciones, opiniones, exposiciones contradictorias que se levantan por todas partes. No sé si habrá habido algún periodo en la Historia en que la verdad se haya visto tan tironeada en todas direcciones. Hay una verdad que circula por muchos medios de comunicación, pero alrededor de ella, por encima y por debajo de ella, existen tantas otras interpretaciones de esa «verdad».

¿Cuál es la causa real de las circunstancias que está atravesando nuestro mundo? ¿Dónde está la verdad de esas circunstancias? ¿Puede tratarse de una respuesta de la Naturaleza a la depredación del ser humano? ¿Son la ambición o la avaricia las responsables?

Las explicaciones son tan diversas y tan encontradas que quizá están señalándonos el lugar donde buscar la verdad. Parece claro que no podemos buscarla en los argumentos, a veces tortuosos, de unos y otros. Precisamente la confusión de «verdades» que nos inunda nos lleva a la reflexión de que la Verdad es ajena a esa confusión. Y, a medida que nos distanciamos de los acontecimientos intentando encontrarla, va desvelándose la percepción de que la Verdad está por encima de los acontecimientos que sacuden nuestra vida. Que la Verdad es inmutable y es eterna. Y que solo la búsqueda de esa Verdad tiene sentido. Solo esa búsqueda merece nuestro esfuerzo. Porque solo esa Verdad nos procurará la comprensión de nuestra existencia.

En el escenario difuso de la tarde, el canto de un chochín despierta el entusiasmo, nos hace dar un respingo de alegría, y nos anima a indagar en esa Verdad; es decir, en nosotros mismos. La Verdad que esclarecerá el funcionamiento del Universo está dentro de nosotros. Su búsqueda es una inmersión en nuestro interior. Cuando la encontremos alcanzaremos la sabiduría que pondrá en claro la finalidad de nuestras vicisitudes, de todo nuestro paso por la Tierra. Nos revelará hasta el más recóndito misterio del Cosmos. Vale la pena buscarla.

Desde la Verdad del alma,

Indrani

«Cartas desde el camino. Pasos de una discípula de Yogananda» de Indrani Cerdeira