Cartas de Indrani

Queridas almas:

«Medita como si ya hubieras alcanzado el objetivo de la meditación». Este es un consejo para meditadores, desde luego, pero aplicable para todos. Porque tal es el poder de la mente que hace realidad aquello en lo te concentras con fuerza. Pero sobre todo, porque en un estado de calma interior aflora lo que tú ya eres realmente.

Y, ¿cuál es el objetivo de la meditación? Seas o no una persona que medita, quizá deseas disfrutar de un tiempo de paz, o que en tu vida haya paz. Entonces medita, vive, como si ya tuvieras esa paz. La paz se convertirá en tu estado. Incluso puedes ir un poco más allá y no solo sentir un estado pacífico, sino que la paz sea tu realidad. Puedes convertirte en la paz, que la paz sea tu mismo ser; paz que se expande infinitamente desde tu centro.

Ahora piensa en la máxima elevación que te gustaría alcanzar. Por ejemplo en el máximo desapego o sabiduría o alegría o ecuanimidad… Medita y vive como si ya la hubieras alcanzado.

En un estado de quietud, concéntrate intensamente en la cualidad que anhelas. Siente que esa cualidad impregna tu cuerpo, cada célula de tu cuerpo, cada neurona, cada conexión neuronal. La cualidad te envuelve: tu cuerpo, tu mente, todo tu ser. Tú eres esa cualidad. Ya la has alcanzado. Has dejado a un lado el pequeño ser para convertirte en el ser al que aspirabas.

A continuación vete a tu vida cotidiana; atiende a tus tareas, a tus deberes. Pero hazlo, no como la personas que solías ir a su encuentro, sino como la que has alcanzado a ser durante el estado de quietud. Disponte ante las cuestiones que tengas que afrontar, las dificultades o los problemas a resolver, no como lo harías habitualmente, sino con esta nueva conciencia. Cuando tu impulso te lleve a juzgar, atrincherarte en tus puntos de vista, aferrarte a tu comodidad o a cualquier otra actitud limitante, sustituye inmediatamente tu pequeño ser construido sobre el egocentrismo por el nuevo ser que mira desde arriba y a lo lejos.

Abandona cada vez más el pequeño ser movido por las emociones y las reacciones al mundo exterior, arrastrado por la circunstancias. Permite que el nuevo ser que tú eres esté activo un poco más cada día, cada semana, cada instante.

Entonces tus capacidades se potenciarán. Las verás desarrollarse e ir escalando cotas progresivamente más altas. No se trata de que puedas realizar proezas exteriormente, sino del dominio de ti mismo como ser limitado, para dejar paso a la expresión de tu ser ilimitado.

Es un proceso, lento y sin alharacas. Pero, si te internas en él con concentración y fuerza de voluntad, es un proceso continuo. Dentro de ti irá creciendo la presencia viva del ser supremo al que aspira tu alma.

Desde el alma,

Indrani

«Cartas desde el camino. Pasos de una discípula de Yogananda» de Indrani Cerdeira