Querida alma:

Imagina que, como en los cuentos infantiles, tuvieras a tu disposición una «varita mágica», ¿qué harías con ella? Si se te hubiera concedido el poder de transformar el mundo, ¿cómo lo utilizarías? ¿Esparcirías abundancia, quizá?, ¿colmarías todos los hogares de la Tierra, a todas las personas, de los bienes materiales necesarios para llevar una vida desahogada? ¿Repartirías alegría?, ¿convertirías el planeta en un lugar sonriente? ¿O, quizá, derramarías Luz?, transformarías cuanto tocaras en una brillante luz.

Si pienso en inspiración o elevación, si pienso en una última meta, si pienso en la dicha, si pienso en sabiduría, veo Luz. Si dispusiera de esa varita mágica creo que haría brotar luz de todos los seres. Sí, haría surgir luz de toda la Creación.

De momento no se me ha concedido el don de poseer una varita mágica, pero, con la seguridad de que algún día lo alcanzaré, voy haciendo ensayos: pruebo a transformar la oscuridad en luz. Cuando percibo que una persona se encuentra inmersa en la oscuridad, la visualizo en la luz. Visualizo un campo de luz envolviendo su cuerpo: la oscuridad se desvanece, reina la luz. Si es en un lugar donde noto oscuridad, lo inundo, mentalmente, de luz; como si dirigiera hacia él un potente foco, todo lo que existe en él, el aire mismo, se baña en luz; y entonces se experimenta ligereza. Si es en una situación donde siento oscuridad, desde el corazón y el ojo espiritual proyecto haces mentales de luz que la iluminan; si yo misma estoy envuelta en la situación, visualizo en el centro del pecho una esfera de luz que irradia esos haces abrazando la situación, impregnándola de luz y aliviando la carga.

Así que, en realidad, poseo una varita mágica que crea luz, que penetra en la oscuridad y la muda en luz resplandeciente. Todos poseemos una varita mágica con la que transformar, no un simple mental en oro o plata, sino capaz realizar un prodigio mucho mayor: convertir en luz la oscuridad.

Mírate. En tu interior reside el poder de transmutar la oscuridad en la más esplendorosa Luz. No dejes de utilizarlo.

Desde la magia del alma,

Indrani

«Cartas desde el camino. Pasos de una discípula de Yogananda» de Indrani Cerdeira