Cartas de Indrani

Queridas almas:

La niebla se desliza por las colinas mientras en los avellanos las inflorescencias penden cada día un poco más y van tiñéndose de marrón; por su parte, en los sauces empiezan solo a asomar verde claras. Algún brote ha roto ya en los saúcos y muestra su pequeño penacho de hojitas pelosas. Mirando hacia la chopera más lejana, el naranja se despliega adornando el fondo de la escena.

Aunque en estas latitudes el invierno es largo y en Febrero seguimos inmersos plenamente en él, la Naturaleza no se detiene, progresa imparable; lentamente, semana a semana, va cambiando. En realidad cambia minuto a minuto, instante tras instante.

Nada se detiene en la Creación, tampoco en nosotros. Superficialmente puede parecer que en la Naturaleza el invierno es una detención, pero no, todo ser vivo, todo átomo, toda vibración de este Universo sigue un proceso de cambio constante. Incluso en pleno invierno la Naturaleza está progresando. Nosotros estamos es un proceso de progreso constante.

La transformación es lenta, pero a veces, inesperadamente, se produce un salto. De pronto un día los rosales explotan —¿lo recordáis?—, se cuajan de flores todos a la vez. Después de semanas de viento huracanado e intensa lluvia aparece repentinamente un día de sol y la Naturaleza da un vuelco.

¿No estará esperándonos un vuelco así a nosotros? Parece como si la Humanidad estuviera pasando por la estación de los vientos gélidos, las nieblas y las heladas, pero, ¿no sentís, en lo profundo de vuestro ser, que se producirá un estallido como el de las rosas en un día desprevenido de primavera y surgirá, casi de repente, un nuevo panorama? ¿No sentís que el zarandeo a que estamos siendo sometidos es una preparación?

Recientemente, un querido amigo hizo un comentario que me impactó; se presentó en medio del escenario un poco pesado en que vivimos como un rasgón que deja paso a una visión espléndida, viva. Lo experimenté como una apertura a una vida fresca. Su reflexión fue que, una vez que todos —hablamos, claro, de la cultura occidental— nos hemos adaptado al uso de las tecnologías en la comunicación; cuando Internet se ha convertido en una herramienta universal de trabajo, en las relaciones, en la realización de todas nuestras tareas… tiene que «venir» algo nuevo.

¡Qué estallido de frescura! Sí, cómo se impulsa nuestro ser hacia algo nuevo, hacia una nueva perspectiva, unos medios cargados de vitalidad, una atmósfera oxigenada.

Una explosión de renovación está aderezándose, se encamina hacia nosotros. ¿Puedes sentir ya su energía, su fuerza purificadora y dadora de nueva vida?

Desde el alma imparable,

Indrani

«CARTAS DESDE EL CAMINO. PASOS DE UNA DISCÍPULA DE YOGANANDA»