Cartas de Indrani

Queridas almas:

Abro la ventana alrededor de las doce de la noche. La primera noche aromada de primavera. El delicado perfume de la Naturaleza que despierta del largo invierno apenas sin olor. A última hora de la tarde cayó un chaparrón y la atmósfera purificada es una fina fragancia de las primeras flores silvestres, los campos vivificados por el agua, las retamas, la ribera. Imagino este aroma formado por tal variedad de aromas, pero, en realidad, solo se respira una fragancia. La fragancia de la noche, de la atmósfera misma.

Y la fragancia es dicha.

Absorbiendo esta pura atmósfera toda otra referencia desaparece, alrededor y dentro de mí. El día transcurrido se borró, los proyectos y tareas de mañana no tienen espacio, los vaivenes o preocupaciones se han desvanecido. No hay nada anterior a esa fragancia, a esa dicha, o posterior a ella. Y, al mismo tiempo, la dicha me hace sentir que «yo existo».

Quizá porque el aroma de la noche viene desligado de toda forma, porque no está limitado en ningún contenedor, resulta fácil abandonarse a él. Y, al abandonarse a él, resulta fácil abandonar toda dependencia: a la vida externa, a los pensamientos cotidianos, a los movimientos del corazón. Es fácil adentrarse en la percepción de la existencia. De la existencia sin contenedores, sin límites. «Yo existo», «Yo soy». Eternamente.

En la fragancia sutil de una noche de primavera, detente un instante. Siente solo el aroma, abandónate en él, y percibe tu ser: «Yo soy».

En la fragancia sutil de una noche de primavera, en una mañana escarchada de invierno, en un mediodía de verano, en un atardecer otoñal… concédete el tiempo de percibir tu ser.

En las tribulaciones diarias y en sus nimiedades, en las grandes o pequeñas zozobras, en las tormentas del pensamiento, en las tempestades de la emoción… detente y concédete un instante para percibirte hasta que todo desaparezca. En lo exterior y en lo interior nada te liga, nada te ata. Afirma mentalmente «Yo soy».

Tú eres la dicha, la existencia. Tú eres la consciencia de tu ser imperturbable. Tú eres la consciencia, la existencia y la dicha siempre nuevas.

Concédete el tiempo de percibirte: «Yo soy», «Yo existo». Eternamente.

Desde la afirmación «Yo soy» del alma,

Indrani

«CARTAS DESDE EL CAMINO. PASOS DE UNA DISCÍPULA DE YOGANANDA»