Cartas de Indrani

Queridas almas:

El cuadro de la huerta y los campos hasta el río, y la colina como marco al fondo, es hoy uno de los más armoniosos del año; una armonía en amarillo. Desde el amarillo verdoso en los frutales, pasando por el amarillo naranja en los árboles más corpulentos o el naranja especialmente brillante en las caléndulas, hasta la variada gama de ocres de los arbustos en los setos, no hay una sola nota discordante. Incluso los tejados de las casas, con sus tonos arcillosos, se unen a la armonía de color.

Esta pequeña armonía en amarillo que abarca mi mirada me trae a la memoria un día de otoño, similar a este, desde el mirador de Santalla. El valle del Sil, en esta época del año, es también una armonía en amarillo; una extensa armonía en amarillo, tan amplia desde el mirador de Santalla, que te transmite expansión, casi te hace sentir que tu ser vuela sobre el valle.

Cuando bajas a los caminos de ese valle, pisando sobre el suelo alfombrado de hojarasca, la sensación de volar se convierte en sensación de cobijo, de amorosa protección. Si sigues uno de esos caminos probablemente llegarás al pueblo donde desemboca. Entonces la vibración cambia. La armonía que se sentía en la Naturaleza se tiñe de alguna desarmonía: cierto caos en la disposición de las casas, o en algunas construcciones, o en añadidos a los edificios originales… Pero sobre todo, si paseas un tiempo por el pueblo, quizá puedas sentir la vibración de la Naturaleza perturbada por una vibración de pensamientos, sentimientos, emociones agitadas; quizá puedas percibir la desarmonía de intereses encontrados.

Sube de nuevo al mirador, deja volar de nuevo la mirada sobre el valle. La armonía se restaura. La agitación humana se calma, desaparece. Entonces podrás observarla desde una nueva perspectiva: la lucha de todo ser humano por abrirse paso hacia la Luz. La vibración de ese gran esfuerzo, de esa cruenta batalla —como la describe el Bhagavad Gita— revuelve la energía de la Naturaleza, pero es imprescindible para trascenderse a uno mismo y elevarse a un plano de vibración superior. 

Aun en medio de esa batalla, trata de mantener siempre tu vibración alta, tal como la sentías en la Naturaleza. No permitas que tu energía entre en remolinos. Observa con ecuanimidad y comprensión las luchas de los demás. Esfuérzate en tus propias luchas. Pero vive observando el mundo desde un mirador.

Desde el mirador del alma,

Indrani

Imagen de RÜŞTÜ BOZKUŞ en Pixabay

«CARTAS DESDE EL CAMINO. PASOS DE UNA DISCÍPULA DE YOGANANDA»