Un orden superior

Queridas almas:

Es una noche ventosa. El viento recorre rápido la noche, barre la atmósfera, y una titilante noche estrellada cubre la bóveda del cielo. La Osa mayor brilla justo frente a mí; sus resplandecientes estrellas, la larga cola, la calculada disposición de sus vértices, elevan inmediatamente la conciencia. La matemática distribución de todas las constelaciones, de todos los cuerpos celestes; su posición precisa en el esquema del firmamento; su brillo, que llega hasta nosotros desde distancias casi inabarcables ni siquiera con la imaginación; la belleza de la noche cuajada de puntos de luz, inmediatamente nos llevan al sentimiento de un orden supremo. El orden cósmico hace que titile también en nuestro corazón el sentimiento de un orden superior incluso al orden da las estrellas en el cielo; hace que titile el sentimiento de una conciencia que ha dispuesto este orden: una Conciencia Cósmica.

Esa matemática disposición de los cuerpos en el firmamento evidencia una conciencia suprema. Su acción incluye a nuestro planeta. Nuestro planeta, nosotros, seres humanos, formamos también parte de esa precisa bóveda celeste. Por eso su ley matemática resuena en nosotros.

Deleitándome en este cielo estrellado, la precisión de su belleza me parece una señal, y una guía. La señal de que la Conciencia Cósmica late en cada partícula de la Creación y una guía para seguir su dirección en la vida.

Durante siglos, la estrella polar marcó el rumbo en las travesías nocturnas por mar. Una estrella que señalaba invariablemente el Norte. Un astro con una posición matemáticamente precisa, inamovible. Hoy, el brillante firmamento nocturno marca también para mí el Norte. Nuestra vida en esta Tierra puede verse sacudida por tormentas, ventiscas, terremotos; los remolinos de las emociones, las tensiones, las pruebas, pueden tironear de nosotros o confundirnos o envolvernos. Pero todo zarandeo, presión, confusión se acalla cuando miras el cielo estrellado. Frente al orden, el brillo, la belleza supremas, las agitaciones de la existencia desaparecen. Es decir, aquellas situaciones que quizá nos perturbaban se empequeñecen hasta anularse frente a una consideración superior. Entonces, ¿por qué no elevar nuestro enfoque en la vida?

En medio de las tormentas de la vida, o simplemente de sus turbulencias, cierra un instante los ojos y observa la bóveda celeste titilando cuajada de estrellas frente a ti. Siente su disposición matemática, la precisión del lugar de cada astro en el firmamento, la Conciencia que brilla en su resplandor. Ese cielo está señalándote que existe una Conciencia suprema y está guiándote para que, en tu vida, dirijas tus pasos únicamente hacia ella.

Desde el firmamento del alma,

Indrani

«CARTAS DESDE EL CAMINO. PASOS DE UNA DISCÍPULA DE YOGANANDA»